¿Qué tan importante es la postura como portero?

Cuando hablamos de un buen portero, muchos piensan en reflejos felinos, atajadas espectaculares o grandes estiradas. Pero hay algo aún más básico que define el éxito en la portería: la postura corporal. La forma en la que un portero se coloca antes de cada jugada es determinante para reaccionar rápido, cubrir la mayor área posible y transmitir seguridad a su equipo.
¿Por qué es tan importante la postura corporal?
La postura es la base de toda acción del portero. Si la posición inicial es correcta, el guardameta puede:
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Reaccionar más rápido: Una postura baja, con el peso en la punta de los pies, permite impulsarse en cualquier dirección sin perder tiempo.
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Cubrir más espacio: Brazos ligeramente abiertos y rodillas flexionadas dan una mayor presencia en la portería y complican el tiro del rival.
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Mantener el equilibrio: Una correcta alineación del cuerpo evita caídas innecesarias y mejora la coordinación.
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Prevenir lesiones: Al distribuir el peso correctamente, se reducen impactos en rodillas, tobillos y espalda.
En pocas palabras, la postura es el punto de partida de cada atajada, despeje o salida.
Errores comunes que debes evitar
Incluso porteros con talento cometen errores de postura que les cuestan goles. Aquí van los más frecuentes:
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Estar muy recto o erguido: Esto aumenta el tiempo de reacción y dificulta llegar a balones bajos.
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Apoyar los talones: El portero pierde explosividad y queda “plantado” en el suelo.
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Brazos pegados al cuerpo: Reduce el rango de cobertura y hace más difícil reaccionar a tiros rápidos.
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Inclinarse demasiado hacia adelante: Provoca desequilibrio y expone al portero a caídas en falso.
Recomendaciones para una postura de portero perfecta
Para adoptar una postura profesional, sigue estas claves:
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Piernas ligeramente flexionadas – Ni muy bajas ni demasiado estiradas.
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Peso hacia adelante – Siempre en la punta de los pies, listo para impulsarte.
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Espalda recta y cabeza erguida – Mantén la visión del balón y la cancha.
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Brazos separados y manos activas – Listos para reaccionar y atrapar el balón.
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Postura constante – No te relajes entre jugadas; mantente en posición hasta que el balón esté fuera de peligro.
La postura corporal no es un simple detalle: es el cimiento sobre el que se construye el juego de un portero. Una buena postura te hace más rápido, más seguro y más difícil de vencer. Si eres portero, dedica tiempo a entrenar tu posición inicial en cada sesión. Pequeños ajustes pueden marcar la diferencia entre ser un portero común y convertirte en el héroe de tu equipo.
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